Cuando el Fin se Convirtió en un Nuevo Comienzo.

Fotos: Vanessa R.

La vida, todos los días nos escribe historias... Lo hace en la calle, a través de la gente que pasa por la plaza, del árbol que lleva años mirando a todo mundo inmóvil desde el mismo sitio; a través de cada cosa o elemento nuevo, viejo o de siempre (que la mayoría de las veces nadie nota); pero cada día de la semana, que transcurre, sin importar que en apariencia nada cambie y sea el mismo sitio; la vida nos cuenta a diario una historia que se escribe diferente, y es visible sólo para quien aprenda a leerla con el alma y más allá de los sentidos.

Eso fue exactamente lo que sucedió en una ciudad como cualquiera de las que tú y yo conocemos. La tarde, se gastaba ya con ordinaria placidez las horas; y para desaburrirse un poco; a la vida se le ocurrió marcar aquella segunda parte del día; contando una historia, pero para ponerle un poco de emoción, comenzó a hacerlo, partiendo del final.

Como todos bien sabemos, los finales no siempre son agradables para el alma y el de esta historia no era la excepción, pues a la vida se le ocurrió pintarlo con colores grises, de tono muy sombrío... Empezó a escribirlo ya bien avanzado el día y para poder hacerlo eligió a un ser especial de 4 patas y que sin saber a ciencia cierta como fue, en aquel día fue a parar en una esquina, muy cerca de un comercio.


El tiempo tampoco revela tan fácil sus misterios, así que no existe lugar o evidencia alguna donde se pueda descifrar la cantidad de horas que pasaron desde que él llegó ahí. Nadie lo notó, ni se inmutó ante su presencia; pues a nadie le importaba que estuviera demasiado cansado como consecuencia de haber recorrido el camino que lo llevó hasta ese sitio, valiéndose tan sólo de los sonidos del exterior y las texturas que fue encontrando a su paso. En pocas palabras de un instinto disfrazado de olfato, porque sus ojos -aunque él no podía decirlo- no podían ser guía, pues carecían de luz.

Nunca sabremos si alguien lo abandonó a kilómetros de distancia, ni cuánto tiempo pasó en las calles vagando y expuesto a los peligros que se desplazan sobre ruedas a través de las calles transitadas. Tampoco podemos definir, si fue simplemente que un día salió de casa, se fue más allá de los límites que conocía y desorientado se le extravió el camino de regreso. Tampoco podemos decir, si la expresión que tenía cuando llegó al punto que decidió era la parte final de su camino; se había dibujado así, sobre su piel marrón, como un reflejo más de tristeza, que de cansancio.

Tal vez tenía hambre, tal vez estaba sediento; pero más que todo pudo su cansancio y por eso ya no le importó ninguna otra cosa más que echarse para descansar.
En este punto y sin ni siquiera él saberlo en otra parte de la ciudad él también le cambiaría el día a alguien y comenzaría a escribir su propio camino, a través de las huellas de sus patas, impresas en la vida de alguien que él ni siquiera conocía...

No todos los humanos son iguales, y luego de una tarde particularmente difícil en que lo único que se desea es llegar a casa; una llamada telefónica reveló una noticia tan importante como puede ser que alguien necesita además de ayuda, un hogar.

Así fue como el destino acomodó todas las piezas; y a las pocas horas alguien que tampoco lo había visto nunca; dejó todo lo que estaba haciendo para ir hasta su encuentro.


No supo quien ni como, tan sólo sintió sobre su pelaje 4 manos cálidas que en aquella tarde trabajaron en conjunto para meterlo con gran delicadeza dentro de una caja. Después de unos minutos escuchando el ruido de uno de esos vehículos que en su memoria estaban registrados tal vez como peligro; todo se hizo silencio y luego se sintió en medio de un lugar más confortable.

Para un perro el tiempo no existe, así que para el protagonista de esta historia lo único importante en ese casi final del día fue alimentarse (después de quién sabe cuanto tiempo de no hacerlo); y beber toda el agua que pudo -cuando la tuvo cerca- para luego abandonarse por completo porque sus fuerzas se las había robado por completo el cansancio.



Al día siguiente escuchó voces en un idioma que no entendía, pero él sabía que no tenía porque sentir ya miedo; y aunque aún no se aventuraba a averiguar exactamente las dimensiones del lugar en donde estaba; supo que nadie le haría daño y podía confiar cuando las mismas manos que lo rescataron en una caja; le devolvieron a través del agua y el jabón, el brillo y el color original a su pelaje.

En su reducido mundo jamás se imaginó que lo que para él era el final, se convertiría en un nuevo comienzo... Tenía otra vez un lugar cómodo donde comer y pasar la noche, el amor de una familia nueva que le puso Tobías por nombre; pero a pesar de todo eso, los comienzos no son tampoco fáciles para nadie y para él era muy difícil ser una mascota de casa en un lugar donde a través de sus ojos no era posible ubicar con exactitud donde se encontraba cada cosa o las cacerolas del agua y la comida sin tropezar con algún otro objeto o sin tener miedo a lastimarse.

Era evidente que se encontraba en buenas manos, pero su futuro aún era también demasiado incierto; pues por todas las características físicas que él tenía, parecía que su identidad correspondía a la de un perro que días antes apareció en una pesquisa radiofónica que hacía referencia a una mascota extraviada.

Para bien o para mal la suerte ya estaba trazada; y a pesar de las dudas y del sentido del deber que hizo que la misma familia que lo había adoptado fuera y reportara que si era el perro de la búsqueda no se tendría mayor problema en devolverlo; los días siguieron pasando y mientras Tobías perdía todavía más el miedo y con su olfato comenzaba a conocer cada rincón del patio que se convirtió en su nueva casa; ni a la puerta ni al teléfono llamó nunca nadie, ni tampoco alguien más lo vino a buscar.


Es ya un perro adulto, pero la vida le dio la posibilidad de volver a jugar como cuando era un cachorro... Se divierte al fondo del patio donde están los árboles, ladra como si fuera un canino enorme y si alguien lo tiró o abandonó esperando que ese fuera el fin de su vida; el destino le tenía marcada una segunda oportunidad para ser un perro feliz.

Tobías no pude mirar el lugar en donde está, pero sabe que ahí nunca nadie le hará daño. No puede ver el rostro de las personas que lo alimentan y con todo el amor del mundo lo acarician; pero le basta con saberlo y sentirlo; pues a pesar de que es un perro y no habla; sabe expresar sin necesidad de palabras todo lo que significa la lealtad y el agradecimiento.... O tal vez es sólo que en el fondo de su alma resguardada en un disfraz peludo y con patas, tal vez entiende mucho mejor que cualquier ser humano, lo que significa que con cada caricia y con cada muestra de ternura que recibe a partir de ahora; la vida le regala todos los días una posibilidad de ser todavía más especial...

Sin duda alguna él ha tenido mucha suerte, pero allá afuera existen muchos otros seres como Tobías que necesitan con urgencia de alguien que más allá de rescatarlos, les ofrezca una NUEVA OPORTUNIDAD DE VIDA.

Comentarios

Mr. fuser dijo…
aww hay muchos seres que tambien necesitan resguardo como tobias, de hecho tengo una amiga que tiene una asociacion para animales desprotegidos en oaxaca y le gusta que no sufran o tengan casas donde los cuiden.

me gusta que pienses asi ^^, un gran abrazo y un beso, cuidate
Hay muchas personas que pasan de largo y no les importa nada de nada, y hay otras que hacen un alto en el camino para brindarle ayuda a un ser que tiene tanto derecho como todos los seres humanos a una vida digna.

Gracias a Dios hay personas como la que menciona en el comentario anterior Mr Fuser, que entienden el dolor de ver sufrir un animal y no se quedan con los brazos cruzados.

Pienso que con un animal que rescates, ayudes, o le encuentres un hogar estás haciendo la gran diferencia.
Martiuks dijo…
MR. FUSER:
Fíjate que a mi una de las cosas que más me preocupan es que aquí en Cd. Juárez el índice de perros abandonados y maltratados que andan rondando por la calle es altísimo y aunque existe una asociación que los rescata, ellos no tienen albergues donde alojarlos hace falta eso y también concientizar a la gente que una mascota no es un juguete, porque en el caso de los perros a mucha gente se les hace fácil tirarlos como si nada, y son los seres más nobles y agradecidos e incondicionales que te puedas imaginar (más cuando los rescatas), por eso me llamó tanto la atención la historia de Tobías y tuve la suerte de poderla conocer y contarla en el blog.

Gracias por tu visita y coment.....

VANE:
Totalmente de acuerdo con lo que dices y pues la onda es que la gente ya no se preocupa por ver a su alrededor, todo mundo vive ensimismado en su mundo y pocas veces alucina o sueña, como que la mayoría de la gente es demasiado realista y eso en cierta manera es como si les pusiera un velo en los ojos que les impide ver cosas tan esenciales como el dolor de un animal indefenso y conmoverse con ello.

Por fortuna Tobías tuvo la suerte de cruzarse con un ángel, alguien demasiado especial para entender sin necesidad de palabras que él necesitaba no sólo que lo rescataran, sino también un hogar... Si hubiera más personas así, como bien dices tú, se notaría más la gran diferencia.

Gracias por pasar como siempre.

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