50 Días (Día 25).


No han sido los mejores días, y ojalá las emociones y los sentimientos (al igual que el lapso de 24 horas, o los productos en las tiendas), tuvieran también una fecha de caducidad.

De ayer a hoy parece que al otoño le remordió la consciencia y decidió regresar para hacerle compañía a la nostalgia por las noches. La tristeza, hace que la ciudad se vea mucho más grande, y te lo dice al oído mientras te abrigas antes de dormirte; pero también es la que te hace valorar los días buenos y todas y cada una de las cosas que tuviste o vas encontrando en el camino, sin importar que sean cada vez menos de las que tuviste ayer.

Hoy, en un puesto de periódicos vi una nota de 8 columnas que decía que el 21 de Mayo sería el fin del mundo... Y mientras caminaba entre calles iluminadas por un sol amarillo, pensé en que el mundo se acaba cuando ya nadie te necesita, o cuando pierdes la ilusión y ya no sabes a dónde irla a buscar.

Esta tarde, en el regreso a casa tuve ganas de poder sacar mi corazón del pecho, y aunque se vea como una madeja embarañada y llena de nudos (por todo lo bueno y malo que lleva dentro); ponerlo en las manos de Dios y decirle: "Te lo confío, porque yo ya no sé que hacer con él".

Hasta Mañana.

Comentarios

Victoria dijo…
Martha
que escrito tan profundo y aunque doloroso tan bello a la vez
que bueno que pienses en darle tu corazon a Dios cuando no sabes que hacer con el, EL si sabe
animo!

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