Regalos para Soraya...


...Todas las historias tienen un comienzo (a veces incluso cuando terminan)... y si las personas escriben la suya cada día, con la mayoría de los objetos pasa exactamente igual, o es aún más... Es como cuando por ejemplo: en los aeropuertos, los semáforos en rojo o en los autobuses de transporte colectivo, un montón de gente coincide al mismo tiempo... A veces pueden ir y casi rozar hombro con hombro, pasar a pocos centímetros de distancia, pero sólo -cuando Dios, el destino, la vida, una fuerza superior o como quieras llamarlo- lo determina, quizá podrán mirarse a los ojos y encontrarse para que sus vidas coincidan...

Lo que quiero contar, empieza exactamente así... En la banda transportadora de un aeropuerto... En el hangar de una empresa de mensajería internacional donde 3 cajas, procedentes de España, México y Uruguay coincidieron desde distintos puntos del aeropuerto en un mismo sitio...

Era una madrugada fresca cuando la caja más pequeña fue colocada encima de otras dos que llegaron hasta ese punto unas horas antes...

En la oscuridad y el silencio resguardado entre cuatro paredes frágiles de cartón, un hombre cualquiera las desplazó en un carrito con ruedas para que fueran liberadas electrónicamente y puestas en el mismo vuelo que saldría durante la primer hora del día.

No obstante que las tres cajas eran tan distintas de tamaño y procedencia, por alguna razón coincidieron en ese hangar, porque ese era ya su destino; pero más allá de eso, la esencia de su historia no era esa, no estaba en la cantidad de aduanas y aeropuertos por los que pasaron hasta llegar a ese sitio; puesto que todo comenzó mucho antes de viajar a oscuras adentro de un paquete; en realidad todo comenzó fuera de ahí y a miles de kilómetros de esaos empaques de cartón...

La Caja de Los Buenos Momentos...

Salió de la fábrica de cartón mucho antes de que se convirtiera el estuche de un par de zapatos de corte italiano que fueron parte de un regalo.

Durante mucho tiempo fue una simple caja que permaneció guardada en la oscuridad de un closet, hasta que a una chica de Uruguay se le ocurrió que podría ser el objeto ideal para elaborar un regalo perfecto.

Así fue como una mañana de invierno con gran convicción la sacó de su oscuro letargo... Tras sacudirle el polvo acumulado por el paso de los días y el encierro, comenzó a lijarla con suma dedicación y cuidado (por tratarse de material frágil)... Luego la cubrió con una capa de barniz muy tenue y con toda la paciencia del mundo esperó a que se secara... Luego la recubrió con una nueva capa de pintura, y tras una semana de trabajo minucioso, demasiadas horas de espera y algunos pincelazos; el último paso fue pegar varias figuras de mariposas dibujadas durante muchas horas muertas.

Pero este regalo, destinado para alguien tan especial, comenzó a elaborarse incluso mucho tiempo antes de que la caja estuviera lista... Durante más de 300 días, en pedazos de papel, la chica Uruguaya plasmó frases que venían a su mente mientras escuchaba la música de un ángel con guitarra, suspiros que expresaban las emociones que le provocaban las cosas más sencillas y cotidianas, para que al final quedaran materializadas en pedacitos de papel que a veces (cuando las prisas o la inspiración la sorprendían en un lugar inesperado), ella iba guardando entre las páginas de un libro que hablaba de una guitarra con las cuerdas rotas. 

Luego de que el sol y el viento terminaron por transformar las paredes de esa caja, (revistiéndola con siluetas de insectos recortados y de colores nuevos y brillantes), el interior fue llenado con montones de papelitos de diversos colores que llevaban anotados recuerdos de momentos que esa chica quería regalarle a una persona muy especial en el día de su cumpleaños.

Para la gente ordinaria, aquella podía ser una simple caja repleta de pedazos de papel, sin embargo, para aquella chica se trataba de "La Caja de Los Buenos Momentos"... Una parte de su vida que más que compartir, quería regalarle a alguien todavía más extraordinario en una fecha tan importante...

En el momento en que rotuló en la oficina de correo la dirección del destino hacia donde iría a parar ese regalo, una sonrisa se dibujó en su rostro, cuando al mismo tiempo imaginó como sería la expresión de sorpresa de la persona a quien iba dirigida, en el instante mismo en que lo recibiera...

Y volvió a casa con una sonrisa iluminándole el rostro y las manos en los bolsillos de los jeans... Todo era cuestión de tiempo y esperaba de corazón que esa caja resguardando los momentos más valiosos de su vida, llegara como decía ella: "Puntual a su encuentro"....

Tejer con calidez el regalo para una guitarra...

A miles de kilómetros de distancia, en un vagón del metro en Madrid, un chico viajaba con su mochila sobre las piernas y sus pensamientos bastante alejados de ahí.

Mientras por las ventanillas desfilaban un montón de imágenes de estaciones, gente en los pasillos, así como el color sólido de muros de concreto que eran dejados atrás a una velocidad impresionante; lo único que prevalecía en la mente de aquel muchacho era la idea de que la fecha estaba ya muy cerca, y él  no tenía ni la menor idea de qué sería lo que le daría como regalo de cumpleaños...

Durante varias madrugadas previas a ese instante presente, él le robó gran cantidad de horas a su sueño, pensando en que podría regalarle a alguien que en apariencia lo tenía absolutamente todo.

Ese argumento en particular, le causaba un poco de incomodidad y hasta cierto punto angustia... ¿Cómo lograr hacer algo original?, llevando tan poco dinero en los bolsillos y toda la intención de dar un regalo inolvidable y especial...

Cuando faltaban tan sólo tres días para que se cumpliera la fecha límite que se planteó como recta final para hacer su envío, casi se dio por vencido... Estaba ya resuelto a no darle ningún regalo y eso lo tenía sumamente molesto... 
Al final del día y ya en la soledad de su habitación, tan sólo podía escuchar el sonido de sus pensamientos de enfado y como no soportaba ese estado de incomodidad, molesto aventó el libro de su clase de filosofía que fue a estrellarse contra un bote que en otro tiempo contenía galletas y chocolates, y que su madre dejó sobre el librero de su habitación, tras pegar algunos botones a algunas de sus camisas ya limpias...

Cuando el libro se estrelló contra aquel recipiente cilíndrico de plástico, un montón de hilos, estambres, botones y alfileres salieron disparados y quedaron regados por todos lados...

El desorden de objetos en el suelo avivó de pronto su imaginación acorralada por la falta de iniciativa, y entonces visualizo los colores de algunos estambres que estaban en el suelo, siendo trenzados y unidos con paciencia para materializar la correa sujetadora de una guitarra.

Era la idea más concreta y aterrizada que tenía hasta entonces... Sí, era raro que un hombre supiera tejer, pero durante su infancia, en los ratos de ocio y como una manera de mantenerlo ocupado, su abuela le enseñó a entrelazar los estambres e hilaza por medio de dos agujas de metal.

Luego de ese arrebato de furia, que terminó por transformarse en un impulso de inspiración, las cosas fluyeron y en un par de días trabajando lo más rápido posible, el resultado final fue una correa para guitarra fabricada con estambres de colores hermosos.

Una vez terminada, fue reforzada con dos trozos de cuero en ambos extremos y bordados con hilo; para luego de poco más de un metro de tejer constantemente en los tiempos muertos y libres, en una pequeña caja, entre papel china de un color que no recuerdo ahora, un empleado de la oficina de correo presionó un sello de la aduana con tinta permanente sobre la tapa de la caja justo un momento antes de que fuera entregada por aquel chico para empezar el viaje hacia su destino...

El cristal que resguarda una historia...

De las tres cajas que al inicio de esta historia coincidieron en la misma banda transportadora del aeropuerto; solamente dos se dirigían hacia el mismo destino en Miami, Florida; mientras que la tercera viajaba en dirección contraria y con destino hacia México.

En su interior y entre montones de burbujas de unicel, descansaba una botella proveniente de Italia, así como papel hecho a mano con extractos de flores y tabaco...
A pesar de que al igual que los dos regalos anteriores, el contenido de esta caja iba dirigido hacia la misma persona en su cumpleaños; el viajar hacia un destino diferente tenía su razón de ser.

Aquella botella estaba destinada a tocar territorio mexicano, para luego de ser rescatada de ese estuche que protegía su fragilidad, ser llenada con piedritas de distintos lugares y arena del desierto... Todo esto sería el soporte perfecto en el fondo de la botella, para sostener en el interior una hoja del papel hecho a mano escrito con estas tres historias...

Como no existía todavía un servicio postal eficiente para entregar una carta o un regalo destinado para alguien que ya está en el cielo, que mejor idea que lanzarlo para que quizá, desde donde se encontrara esa persona, pudiera por lo menos enterarse al descubrir los pensamientos y emociones que se pierden en lo infinito del tiempo, al igual que sucedería en la inmensidad profunda del océano...
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Sin duda alguna ese podría ser el mejor regalo de cumpleaños para alguien que ya no está aquí desde hace tanto... A pesar de que podríamos contar millones de historias relacionadas con todos los objetos que a lo largo de su carrera Soraya recibió de parte de sus fans, y de los cuales muchos quedaron resguardados como tesoros muy preciados junto a sus guitarras y premios, a siete años de distancia no se necesita tener una dirección ni un remitente para que ella, desde donde esté, dibuje en su rostro una sonrisa, al darse cuenta que en una simple historia se puede resumir todo lo que desde los distintos rincones de América y Europa realizan quienes a pesar del tiempo no se olvidan de ella, y de celebrar, pero sobre todo agradecer por la magia de su vida...


Una vez más... ¡Feliz Cumpleaños hasta el cielo Soraya!

"Cuando ames sabiendo que el amor es un regalo, cuando comprendas que tu cuerpo es tu regalo temporal en el transcurso de esta vida, cuando te des cuenta de que ninguna de nuestras posesiones materiales importa ni permanecerá con nosotros cuando el plazo de aquello que nos fue prestado haya llegado a su fin, entonces serás libre para vivir verdaderamente.

"Mañana es otro día, pero no hay mejor momento que el hoy para empezar a vivir". 

-Soraya Lamilla-

Comentarios

Fefi dijo…
Awwww... Que lindo! Me encantó esta parte: "a pesar del tiempo nose olvidan de ella..." Porque en realidad asi.
Creo que ella fue y es una de las personas que se colocan en tu camino para una enseñanza tan importante que marca tu vida de una manera que no se olvida. Es por eso que a pesar que el tiempo pase y pase, y no este aqui fisicamente. Mientras nosotros las mantengamos viva en nuestra mente y corazón, ella vivira eternamente.

No soy de leer demasiado mi chava, pero este en particular senti que debia tomarme el tiempo de leerlo.

Fefi - Su Karma

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