Un año sin Ingrid

Puedo llorar porque te has ido, 
o puedo sonreír porque has vivido.

Puedo cerrar los ojos,
y rezar para que vuelvas,
o puedo abrirlos,
para así ver todo lo que en cada uno de los que te conocimos has dejado.

Mi corazón puede estar vacío,
porque no te puedo ver,
o puede estar lleno de la amistad, las risas,
y las conversaciones tan sinceras
que tantas veces compartimos.

Puedo llorar, cerrar mi mente, 
sentir el vacío y dar la espalda,
o puedo hacer lo que a ti te gustaría:
Sonreír, abrir los ojos, disfrutar cada respiro, amar y seguir.

A una vuelta más del calendario,
tu ausencia se nota mucho,
pero a la par de la tristeza
se agradece enormemente el haberte conocido,
porque es precisamente en los días difíciles
cuando el recuerdo de todo lo que me decías
me ayuda siempre a seguir.

Se te extraña tanto...
Desde que te fuiste las cosas no han cambiado mucho,
el mundo sigue siendo un lugar caótico,
pero a vuelta de tanto buscar respuestas,
acerca de: ¿Por qué a TI? ¿y por qué las cosas pasan como pasan?,
por fin he entendido que las personas como tú,
vienen a llenarlo todo con su luz...
(Aunque sea por un período terrenal muy breve)

Mientras se llega el tiempo de encontrarnos,
prevalece la promesa de honrar tu vida
aprovechando cada instante de la mía.

Sin duda alguna fui una persona afortunada
y el haberte conocido fue uno de los regalos más valiosos
 que Soraya propició de manera indirecta...

Donde quiera que te encuentres sé que sonríes,
porque entiendes bien que después de ti,
ya no creo más en las coincidencias...
Así que gracias por el regalo de tu existencia.

Un abrazo hasta el cielo Ingrid.

Comentarios

Entradas populares