Ejercicios de Perdón para limpiar tu pasado emocional.


A lo largo de nuestra vida, todos experimentamos situaciones con otras personas que nos dejan además de sentimientos negativos, una carga emocional muy fuerte. A través de los años he conocido personas (la mayoría dentro de mi familia) que llevan a cuestas el peso de enojos o rencores que pasaron varios años atrás; y para mi es sorprendente que a pesar del tiempo y de que algunas de esas personas ya fallecieron, el sentimiento negativo prevalece.

Yo no soy la excepción... Hace algunos años atrás estaba empezando a seguir ese mismo patrón familiar, pero desde hace algunos años atrás y a raíz de algunas experiencias propias he aprendido a manejar un poco más todo eso. Nunca me he considerado una persona rencorosa, pero tampoco soy perfecta y no puedo decir que haya circunstancias que no me afecten, pero a diferencia del pasado, y aunque hay cosas que no está en mis manos remediar, he aprendido a hacerme responsable de mis acciones, pero también he aprendido a soltar a través del perdón.

Dicen que nada es casualidad... Hace poco tiempo me tocó vivir una experiencia triste, pero de la cual no me siento culpable porque sé el grado de responsabilidad que yo tengo al respecto... Sin ahondar mucho en detalles sólo quiero decir que es la vida misma quien te pone las señales en el camino y precisamente hace unas semanas atrás encontré estos ejercicios que en este inicio de semana me parece muy valioso compartir porque quizá -como a mi- le puedan servir a alguien que más adelante pase por aquí.

De todo corazón deseo que así sea.


Ejercicios de Perdón:


1. Mente curiosa:

El primer ejercicio consiste en mirar con curiosidad ese patrón de comportamiento subconsciente que te está bloqueando.

Para ello, lo primero que debes hacer en buscar un lugar cómodo y relajado donde sentarte. Intenta entrar en un estado de relajación: lo mejor es recurrir a una respiración profunda.

Entonces, presta atención a la carga emocional de tu cuerpo en relación al área de tu vida que quieres curar. Puede ser furia en la cabeza, presión en el pecho, tensión en el estómago, etc. Si no llega inmediatamente, imagina qué pasaría (la imaginación tiene poder, no lo olvides).

Si aparecen mucho ruido de pensamientos en tu cabeza, simplemente déjalos ser. No les prestes atención.

Enfoca tu atención, en cambio, en estos sentimientos que te genera eso que quieres curar. Míralo desde todos los ángulos, como algo completamente nuevo. Puede que ante esos sentimientos te debilites un poco, o sientas cosquilleos.

Cada persona lo vive de manera diferente, pero lo único importante es que mantengas tu atención en descubrir lo que está pasando. Observa y descubre esas emociones hasta que desaparezcan por completo.

Una vez que lo hagan… ¡No volverán! Pues la habrás enfrentado directamente.

2. Objeto sagrado:

No todo el mundo consigue hacer el ejercicio anterior fácilmente. Algunas personas, al enfrentarse a esa carga emocional tan pesada, terminan sucumbiendo ante ella. En lugar de enfrentarla, terminan angustiados.
Si crees que eso puede suceder contigo, puedes probar con esto: un objeto sagrado que venga en tu ayuda.

Mientras estás en ese estado de relajación, enfrentando el patrón de tu subconsciente, imagina una hermosa flor o algún objeto sagrado que se cierne sobre ti. Debe ser grande y poderoso, y debes sentir su presencia; así como sus poderes de curación.

En este punto, ¡no tienes que hacer nada!

Deja que el objeto sagrado haga el trabajo por ti, eliminando aquello que necesitas desarraigar de tu mente.

3. Auto perdón:

Otro ejercicio que puedes intentar, profundamente poderoso, es el siguiente.

Ponte en un estado meditativo. Imagina que retrocedes en el tiempo, justo antes de tu concepción. No tienes cuerpo, y no eres más que energía. Estás a punto de ser concebido en un acto de amor incondicional absoluto entre dos personas que son la encarnación de ese amor.

Sumérgete profundamente en esa experiencia. Ahora creces en el útero, y tu llegada es tremendamente esperada por todos. ¡La gente está emocionada de tu llegada al mundo!

Imagina que has nacido en los brazos de un padre perfecto. Puede ser inventado, o alguien que conozcas. Siente el amor que te tienen.

Entonces, imagina que ese padre perfecto te mira a los ojos y te dice, desde el corazón: “No es su culpa. Nunca ha sido tu culpa. Nunca será tu culpa”. Sumérgete en la experiencia por completo. No sólo a través de las palabras, sino con el impacto de ese amor incondicional en tu mente.

No lo tomes a la ligera, pues realmente puede generar un cambio en tu mente.

4. Perdón:

Esta vez, piensa en alguien a quien necesitas perdonar. Pueden ser tus padres o cualquier persona de tu pasado. Este ejercicio es para eliminar el rencor de tu vida. Una vez logrado eso, estarás sanado.

Piensa en esa persona que debes perdonar y siente qué carga emocional te genera. Ahora, imagínate solo en algún lugar: el bosque, la playa o donde quieras. Visualiza a un niño que camina hacia ti.

Ese niño representa a la persona que debes perdonar. Es vulnerable e inocente: él también está a merced de la vida.

Toma al niño en brazos, y dile lo mismo que te has dicho antes en el ejercicio anterior: “No es tu culpa”. Siente profundamente esas palabras en tu interior, hasta que el niño desaparezca en el cosmos.

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